El estudio de fertilidad es un proceso integral que permite evaluar la capacidad reproductiva de una persona o pareja.

Se realiza una entrevista exhaustiva con sus pacientes y parejas para recopilar información sobre su historial médico, antecedentes familiares, estilo de vida y cualquier problema de salud que pueda afectar la fertilidad.

Además se solicitan una serie de pruebas diagnósticas y de laboratorio. Desde análisis de sangre para evaluar los niveles hormonales, reserva ovárica (AMH), cariotipos y otros factores genéticos; pruebas de imagen como ecografías ginecológicas, histerosalpingografía para estudiar permeabilidad de trompas de Falopio, e histeroscopias para evaluar cavidad uterina.

También se solicita análisis de semen para evaluar la calidad del mismo en hombres, y pruebas genéticas para detectar posibles anomalías cromosómicas u otros factores genéticos que puedan afectar la fertilidad.

Se trabaja en estrecha colaboración con sus pacientes para explicar los resultados de las pruebas y discutir las opciones de tratamiento disponibles, guiándolos a través de este proceso, brindando apoyo emocional, respondiendo a todas sus preguntas y preocupaciones.

Con los resultados del estudio de fertilidad, se desarrolla un plan de tratamiento personalizado que se adapta a las necesidades y objetivos individuales de cada paciente. Este plan puede incluir una variedad de opciones, como medicamentos para estimular la ovulación, inseminación artificial, fertilización in vitro (FIV), o tratamientos quirúrgicos según sea necesario.